En esta era digital, vivimos rodeados por un constante flujo de información, que toma mucha de nuestra atención. La tecnología nos ha regalado muchas oportunidades, pero también ha dado lugar al multitasking. Somos más eficientes, pero se ha ido debilitando uno de los pilares más importantes para la cultura y la educación: la lectura.
En Loyola, después de su accidente, San Ignacio encontró libros sobre las vidas de Jesús y los santos, cuya lectura detenida le llevó a conocerse más a sí mismo y encontrar un nuevo sentido para su vida. Más tarde, estudiando en París, aprendió un “modo y orden” para proceder, que llevó a los jesuitas a la propuesta de educación humanista que conocemos e intentamos ofrecer. Esa visión, que supone la lectura como un elemento fundamental, sigue siendo un sello de la educación jesuita y nuestra aspiración a una “excelencia humana” que integre lo académico, lo espiritual y lo social.
Además, leer es una actividad muy distinta que hablar. Nuestro patrimonio genético tiene instrucciones para aprender espontáneamente el habla; pero la lectura supone enseñanza y método. Y aprenderla bien a temprana edad es vital para todo el aprendizaje posterior, pues mucho depende de textos. Para ser lectores/as competentes, se requieren secuencias apropiadas y mucha práctica.
En esta clave, estamos orgullosos de los avances en la enseñanza de la lectura y la escritura que hemos desarrollado en el Primer Ciclo. Hoy, contamos con un “programa propio” para 1° básico, construido en conjunto con otros cinco colegios jesuitas. La semana pasada, hubo una Jornada para planificar próximos pasos de este programa en kínder y 2° básico (para 2024). Estamos desarrollando una planificación, capacitación e implementación en red, que –creemos– está dando muchos frutos.
Sumado a lo anterior, durante el año hemos medido dominio lector y hemos aplicado la evaluación DIALECT, que nos permiten tomar decisiones para la enseñanza de la lectura y la escritura en base a datos. Igualmente, entre 2° básico y II° medio estamos aplicando el Diagnóstico Integral de Aprendizaje (DIA) desarrollado por el MINEDUC, que nos permite saber cómo avanza la comprensión lectora.
Con todo ello, esta segunda semana de octubre está siendo marcada por la lectura y la escritura. En el patio central de la enseñanza media hemos tenido nuestra Feria del Libro y mañana jueves reconoceremos los trabajos ganadores del tradicional concurso literario Bosquescribe.
Les invito a que –por unas horas– silenciemos las notificaciones de nuestros celulares y cerremos las innumerables ventanas abiertas en nuestros computadores, para dar tiempo de calidad a alguna lectura, ya sea personal o compartida con un hijo o hija. Detengámonos, para sumergirnos en algún mundo que nos regala la literatura, y animemos a nuestros y nuestras estudiantes a ser “grandes lectores/as”. Con práctica cotidiana, devolvamos a la lectura el sitial que ha ido perdiendo en esta sociedad liquida.